El objetivo de este post es presentar mi metodología que he llamado
“Terapia breve emocional”. Está enfocada en solucionar problemas de conducta, comportamiento y académicos, de niños y adolescentes, incluidos el déficit de atención y la hiperactividad
a través de sus padres Para ello me baso en las cuatro disciplinas en las que estoy formada, Pedagogía Sistémica Familiar, Inteligencia Emocional, Comunicación Aplicada y Neurociencia.
En los años 90´ un grupo de investigadores en Palo Alto-California-USA, compuesto por psicólogos, psiquiatras, pedagogos sociólogos y antropólogos, se dieron cuenta que muchos de los comportamientos disruptivos de los niños y adolescentes eran resueltos casi de forma mágica, cuando se tenía en cuenta al sistema familiar, es decir, especialmente cuando se trabajaba con los padres o aquellas personas que ejercían de tutores. Esta metodología fue llamada Terapia Breve Familiar y de la que surgió la Pedagogía Sistémica Familiar y en la que me he formado y aplico en consulta.
A esta disciplina yo le he unido también la Inteligencia emocional, la Comunicación y recientemente la Neurociencia, y todas ellas convergen en un punto común, LAS EMOCIONES, ya que son la piedra angular que bloquea o desbloquea los problemas de niños, adolescentes y adultos, en cualquier ámbito, tanto familiar, como educativo, como profesional ( los problemas no resueltos en la infancia o adolescencia volverán en la edad adulta. Las emociones rigen la vida de los seres humanos, si estas no se gestionan adecuadamente, se producen los problemas personales, familiares y sociales, y también en muchas ocasiones, las enfermedades. Existen varias alarmas que indican que algo no funciona bien emocionalmente, entre ellas, el estrés de un adulto o los problemas de niños y adolescentes.
Para entender un poco mejor desde donde trabajo, voy a explicar brevemente porque es tan importante tener en cuenta las emociones de los padres y adultos que están al cuidado de niños y adolescentes. De hecho, yo trabajo con padres, profesores o entrenadores y no con los chicos, aunque sean ellos quienes tengan el problema, ya que estando los adultos emocionalmente maduros, por ejemplo sin estrés, sus hijos o alumnos lo estarán también, porque nosotros los adultos somos espejos para ellos, nos copian por amor, en el caso de los padres, y por admiración, en el caso de los entrenadores/profesores, lo hagamos bien o lo hagamos mal nos imitarán, lo que en Neurociencia llamamos “neuronas espejo”.
¿Sabes por qué los adultos, en una gran mayoría, por no decir todos, somos emocionalmente inmaduros?. Laura Gutman experta en crianza lo explica en lo que ella ha llamado "fusión emocional". Muchos de nosotros no hemos sido amados y tenidos en cuenta desde las necesidades propias de un bebé o un niño, esto es debido a que nuestros cuidadores no estaban fusionados emocionalmente con nosotros por diversas razones (estrés, enfermedad, mucho trabajo, muchos hijos, etcétera). Y cuando hemos llegado a la edad adulta, de forma inconsciente, muchos de nosotros seguimos reclamando aquellas necesidades de niño que no fueron satisfechas, y no se refiere a juguetes, ni a una vida mejor, sino a las necesidades de amor, de satisfacer el estar presentes al lado de nuestros hijos, con disponibilidad, sintiéndoles, amándoles, escuchándoles, teniendo en cuenta sus necesidades biológicas, de bienestar y de amor. Nadie es culpable, son las circunstancias que a cada cual le tocaron vivir, ahora bien, siempre hay solución y nunca es tarde.
Esa carencia de amor en la infancia y adolescencia, sigue sin estar resuelta en la edad adulta, y cuando llegan los hijos se produce el rechazo, y decimos: yo necesito salir, yo necesito relacionarme, yo necesito mi trabajo, yo necesito mi espacio, y comienzan los conflictos y falla la comunicación familiar con la pareja o con los hijos o con ambos, y añadimos: el niño se tiene que adaptar a mí y no yo a él. Y cuando el niño es adolescente (y no se quiere adaptar a ti) se agrava, eso es inmadurez emocional de los padres, y una forma muy cruel de permitir que el niño u adolescente vuelva a vivir el mismo abandono emocional que vivimos nosotros si no rompemos la cadena.
El problema es que no somos conscientes de este discurso materno y abandono emocional. ¿Cómo un niño o adolescente reclama ese amor y esa atención plena de estar presentes con ellos?, los bebés mediante el llanto o enfermando, los niños y adolescentes, dependiendo de la edad y el carácter, llorando, entristeciendo, de forma agresiva, con problemas académicos o de comportamiento o también enfermando, ellos no saben que les está pasando, como no lo sabemos los adultos (por eso buscar un terapeuta), lo que simplemente están reclamando es el amor maternal que no tuvieron en la niñez, maternal se entiende que es la madre, pero si ella no ha podido estar, es el amor maternal de aquella persona que ha estado al cuidado del niño: padre, abuelos, tutores, etcétera.
Cuando TOMAMOS CONCIENCIA de ese desajuste emocional de los padres en la edad adulta, entonces estamos preparados y capacitados para descubrir que nos pasó a nosotros de niños, que patrones y creencias limitantes y negativas aprendimos que nos bloquean y nos hacen infelices. En terapia, mediante herramientas muy eficaces, buscamos y desbloqueamos el problema Liberarnos de esa carga emocional bloqueada nos permite a la vez que nuestros hijos simultáneamente también se liberen, y os aseguro que es genial, es una liberación y felicidad en toda regla para todos los implicados.
Bien es cierto, que todos los padres hacemos lo mejor que sabemos para con nuestros hijos, del mismo modo que hicieron nuestros padres con nosotros, y a su vez sus padres con ellos. La diferencia actual es que afortunadamente la humanidad está evolucionando hacia un lugar mejor, y están apareciendo muchos métodos innovadores que nos permiten hacer éstos cambios y tener una vida más feliz, tanto para con nosotros mismos como ser individual adulto, como para con los niños y adolescentes.
¿Por qué no darles y darnos esa oportunidad? ¿Por qué seguir sufriendo ellos y nosotros? ¿Por qué medicarles para controlar sus emociones? ¿Por qué permitir que sigan con problemas académicos? ¿Para qué queremos seguir estresados? ¿Para qué queremos todos éstos problemas? ¿Qué pasaría si con cuatro sesiones recuperas la felicidad de tu hijo y la de tú familia? ¿no lo harías? Nosotros lo hicimos para mejorar como padres y fue maravilloso y liberador, de igual modo ocurre con mis clientes.
Entender que tenemos la RESPONSABILAD 100% como padres de hacerles felices y ser felices también nosotros, debería ser más que motivador para dar el paso. Te animo a probar esta terapia y comprobar los resultados. pero si no te das la oportunidad, no podrás comprobar nada, tú decides.
Para cualquier duda o pregunta puedes contactar conmigo en este email
terapiabreveemocional@gmail.com y te atenderé encantada.
Un abrazo
Amelia Nieva